Manos arriba! No se mueva! No intente nada, arroje el corazón donde pueda verlo
Con cuidado, no vuelva a romperlo, aún más, solo acompáñelo hasta que llegue al suelo.
Ahora ponga las manos detrás de la nuca, y arrodíllese, no intente huir.
Tiene derecho a mantener la boca cerrada y que parezca imbécil, y no que la abra y ya
no quede ninguna duda, además todo lo que diga podrá volverse en su contra,
Gírese y mire el corazón, obsérvelo bien, ve? aún late, roto en pedazos, sigue latiendo.
Le leo los cargos; son de apropiación de un corazón noble, intenso, herido y después
dejarlo abandonado a su suerte.
Ahora levántese y váyase por donde ha venido, no habrá cargos, usted nunca los entendería.
Es más recurriría a una justicia que le reconozca, que el corazón era suyo y que podía
hacer con él lo que usted quería.
Vaya no más y siéntase en paz, ha disfrutado de un corazón, que era consciente de que usted
lo rompería.
Y así y con todo, si usted a pesar de jugar con él y romperlo, estaría dispuesto a ayudar
a sanarlo, ese corazón idiota roto en pedazos, con usted otra vez volvería.