No
quiero volverme masa.
No
quiero ser inducida en mis pensamientos.
Transito
la última parte de una vida intensa e interesante.
Creo
que hay cosas que no podemos ver, pero suceden.
Veo
cosas que suceden que no se pueden demostrar.
No me
interesa pertenecer a ningún sector ni bando.
Nadie
me convence de nada, solo que a veces,
no
discuto más, me reservo el sagrado derecho de callar a tiempo.
No
tengo ninguna certeza, ni una sola, todo es cuestionable.
Disfruto
de mi tiempo de soledad , y de los ratos en
compañía
inundados de bullicio y confusión
No me
adapto nunca, aunque todos los días repita una amarga
rutina,
siempre me tira de sisa o me queda ancho de mangas.
Como
con culpa voraz, me emborracho sola, para evitar ese
ridículo
tan temido de los que me rodean.
Leo
todo lo que quiero y puedo, en bares, trenes, aviones
y en
cada hueco que se presenta.
Miro
series de un tirón, a la hora que se me da la gana.
El
cine siempre, el cine de apuro, el cine sin preámbulos.
El
teatro, cuando se puede, cuando la isla huele a Rio
de la
Plata y las orillas me mojan el alma.
Lo
que no quiero es volverme piedra, volverme masa, que
quieran
moldearme, les digo que sí, les muestro la hilacha.
Pero
no, no me convencen de nada. Porque nací pobre me pongo
siempre
al lado del que menos tiene,
porque
mis antecesores no tuvieron opción y yo tampoco,
estoy
del lado de los que migran.
Porque
tengo hijos y se que podrían ser víctimas de violencia, pero
también
podrían ejercerla, me pongo en la piel de tantos padres,
sin
falsa demagogia, siendo imposible no culpar, como pedir
clemencia,
según el lugar que nos toque.
Nada
me es ajeno, lo que pasa hoy no lo olvido mañana.
Todo
esta ahí, aunque no haya internet que lo pueda comprobar.
La
cáscara que dejamos ver en redes, la exposición malsana
a la
que nos acostumbramos, quedando desnudos, maltrechos
y
frágiles, me ha atrapado como a todos, lo que no podrán
hacer
conmigo es que me vuelva masa. Es que no piense
de
otra forma, mi mente no se negocia, no se vende, solo
la
alquilo por un tiempo corto, cuando no queda otra o lo que
esta en juego es importante
para mí, entonces, actúo en mi propia defensa,
que
me autoriza a quedarme callada, a no decir nada que
pueda
incriminarme, porque a veces, en estos casos,
cualquier
cosa que diga puede ser usada en mi contra.