Henrik estaba sentado en su sofá de piel negro, ajado y deslucido.
La tasa de té reposaba en la vieja mesa de caoba a medio beber, en medio
de la penumbra, que apenas se colaba por las rendijas, y se evaporaba
en pequeñas motas de polvo gris, que inundaban el aire.
La voz de Nora, lo sobresaltó en medio de su ensoñación, estaba allí
parada frente a él, mojada por la nieve, con el rostro lívido por el frio,
y las botas enlodadas, con su diminuta maleta.
Temblaba de ira y al hablar sus mejillas se encendían, dándole un toque
de color a la palidez de su rostro, cuando le decía, porque lo has hecho
Henrik ? Porque has sido tan pretencioso y engreído, como para poner en
mi la ambigüedad de tus pensamientos, porque no has podido definirte,
acaso necesitabas repartir el peso de tus dudas y culpas y no supiste como
resolverlo en tí.
Jugaste conmigo, me diste vida como si solo fuese un tonta muñeca con
ojos de vidrio y largas pestañas, en un cuerpo de porcelana fina, gentil
y graciosa.
Pero no te bastó, querías más, te aburrías solo conmigo, entonces me
hiciste madre, dependiente y amorosa, y doblaste la apuesta, para que deje
de jugar solo contigo y me dejaste flotando en un universo paralelo de globos y
chocolate caliente, donde todo era irreal.
Pensaste alguna vez en mí realmente, o solo querías crear un complejo
mapa plagado de obviedades y lugares comunes.
Creo que no, porque te enamoraste, así de simple, de la muñeca,
de la frágil y risueña torcaza que alegraba tu prosa y ya no supiste como
seguir, me manipulaste, me cambiaste piezas de porcelana por otras de
plástico y vaciaste las cuencas de mis ojos, y hasta eso, puedo perdonarlo,
pero que no hayas podido soltar tu mirada misogina y te hayas creído con
el derecho de hacerme valiente, solo para enfrentarme a un hombre débil,
materialista y vacío, y al mismo tiempo tan cobarde, como para dejar a
mis retoños en manos de ese mismo hombre, eso sin duda lo hiciste para
terminar de desdibujarme, de romperme.
Bebe tu té, que se está enfriando, y para tu conocimiento te cuento que aquella
madrugada, regresé a mi casa de muñecas, pero solo para llevarme a mis hijos,
sí, aunque no lo creas fui capaz de ser autentica, libre y honesta, porque aún
aterrorizada,, estaba llena de amor.
Pero entiendo que eso, no te lo podías imaginar.
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