El rey sabe que tiene poder, y puede hacer lo que quiera, moverse
desplazarse en todos las direcciones, sea negro o blanco, en todas
a menos que quede en jaque, la dama o reina en cambio, puede moverse
en los dos sentidos, el tablero se convierte en un lecho, o lo que sea
que haga las veces de él, ya sea el suelo llano, o la arena del mar, el
juego de ajedrez empieza. Los amantes que se conocen, que se
desean, que saben como mover las piezas con maestría, ahora peones,
más tarde alfiles, están defendiendo la barrera, saboreando el próximo
movimiento y saltando como el caballo, que galopa desbocado y avanza
hacia el cuerpo contrario, desafiante, haciendo malabares de L transitada,
mientras los dedos como expertos peones, se posan siempre hacia adelante
disparados y dispuestos a parar la torre, que como una boca húmeda se dispara
en octogonal y el alfil como un pie rebelde emprende la diagonal de cada
centímetro de carne erizada, que sensitiva y tibia, busca la pieza mágica.
Bailan en el tablero, se deslizan sobre la tabla de seda, se conocen, compiten
se desafían y se miran en busca del próximo movimiento, se concentran,
conspiran, cada uno en su jugada, el jaque mate esta cerca, pero lo demoran
se agotan, se asfixian, todavía no, todavía el juego no termina, se vuelven
a incendiar con la mirada, acarician la próxima pieza, la rosan, la mueven
pero la dejan ahí quieta, un poco más, ejecutan, pero dan otra oportunidad,
ya casi no quedan peones, la torre se derrumbó, el caballo saltó demasiado y
quedó excluido, cansado y el alfil dio un paso al costado, usando la intuición
fue resbalando hacia el otro lado. La dama usa sus dos sentidos, se esconde un
as en la mano, para clavarlo victorioso, el rey ya casi caído, se guarda su
orgullo, perdiendo gana, piensa, tablas no estaría nada mal y se da por vencido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
la que modera los comentarios es rubia, sabrán entender, ustedes tranquilos, comenten sin miedo, eso de la moderación es puro cuento, porque además de rubia es ARGENTINA.