No se quién fue primero si el huevo o la gallina,
tampoco sé si importa, pero si sé que el mundo
necesita imperiosamente establecer una explicación
a lo que no la tiene.
No sé que esta bien y que está mal, porque la respuesta
cambia cuando la ponemos en práctica.
No se si el amor es lo que sentimos, o lo que hacemos
para sentirlo una posesión insana.
No se que pasa por la mente de los que asumen una rutina,
de lo que fuere y a eso le llaman vida.
No tengo idea como se desarrolla una idea y se la mata
en simultaneo. No se como duerme el que no tiene nada
que lo altere al despertarse.
Tampoco se como es el día de alguien, que no asume un
riesgo cada vez que el sol da un giro. No se como andar
con paraguas sin herirme a mi misma. No sé como mentirme
ni como negarme, aflojar el gesto o negar la mirada.
No se, ni entiendo las culpas tardías, no entiendo la represión
continua, ni la doble moral, ni la nostalgia del propio
abandono. No se y desconfío , del que no teme, del que
tapándose los ojos, cree que nadie lo ve.
Del quiero y no puedo, porque quiero. No sé como se hace para
tachar los días que no vendrán, recluidos en un pasado que
ya no nos pertenece.
No se nada de casi todo y le tengo miedo a todo, sin temerle
a nada. Pero algo sí sé, que se han ido muchos, o casi todos
viviendo vidas pequeñas, inundadas de nadas, cerrando los
ojos, apagando sueños, faltos de esperanza.
No se y no quiero despertarme un día, acostumbrada a que
todo en definitiva es nada, y perder el miedo cada madrugada,
de empezar de cero aterrorizada, pensando que puedo perderlo
todo, porque no hay todo que perder si nunca arriesgamos nada.
No se que pasará ni hoy ni mañana, pero ahora sé que alguien
se despierta con los mismos miedos, con las mismas dudas
atravesado por el pánico, pero sin temerle a nada. Si somos
dos, ya somos inmortales y podemos arriesgarlo todo, porque
descubrimos no saber nada de nada, pero que dos somos todo,
todo eso que no necesitamos para nada, pero queremos
para todo. Como el huevo y la gallina, nunca sabremos que
fue primero, no tenemos solución ni disolución. Eso si lo sé,
aunque del mundo no sepa nada.
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