jueves, 16 de diciembre de 2021
Un baile de navidad.
lunes, 6 de diciembre de 2021
Todo es lo que parece.
jueves, 4 de noviembre de 2021
La pesadilla de Ibsen
Henrik estaba sentado en su sofá de piel negro, ajado y deslucido.
La tasa de té reposaba en la vieja mesa de caoba a medio beber, en medio
de la penumbra, que apenas se colaba por las rendijas, y se evaporaba
en pequeñas motas de polvo gris, que inundaban el aire.
La voz de Nora, lo sobresaltó en medio de su ensoñación, estaba allí
parada frente a él, mojada por la nieve, con el rostro lívido por el frio,
y las botas enlodadas, con su diminuta maleta.
Temblaba de ira y al hablar sus mejillas se encendían, dándole un toque
de color a la palidez de su rostro, cuando le decía, porque lo has hecho
Henrik ? Porque has sido tan pretencioso y engreído, como para poner en
mi la ambigüedad de tus pensamientos, porque no has podido definirte,
acaso necesitabas repartir el peso de tus dudas y culpas y no supiste como
resolverlo en tí.
Jugaste conmigo, me diste vida como si solo fuese un tonta muñeca con
ojos de vidrio y largas pestañas, en un cuerpo de porcelana fina, gentil
y graciosa.
Pero no te bastó, querías más, te aburrías solo conmigo, entonces me
hiciste madre, dependiente y amorosa, y doblaste la apuesta, para que deje
de jugar solo contigo y me dejaste flotando en un universo paralelo de globos y
chocolate caliente, donde todo era irreal.
Pensaste alguna vez en mí realmente, o solo querías crear un complejo
mapa plagado de obviedades y lugares comunes.
Creo que no, porque te enamoraste, así de simple, de la muñeca,
de la frágil y risueña torcaza que alegraba tu prosa y ya no supiste como
seguir, me manipulaste, me cambiaste piezas de porcelana por otras de
plástico y vaciaste las cuencas de mis ojos, y hasta eso, puedo perdonarlo,
pero que no hayas podido soltar tu mirada misogina y te hayas creído con
el derecho de hacerme valiente, solo para enfrentarme a un hombre débil,
materialista y vacío, y al mismo tiempo tan cobarde, como para dejar a
mis retoños en manos de ese mismo hombre, eso sin duda lo hiciste para
terminar de desdibujarme, de romperme.
Bebe tu té, que se está enfriando, y para tu conocimiento te cuento que aquella
madrugada, regresé a mi casa de muñecas, pero solo para llevarme a mis hijos,
sí, aunque no lo creas fui capaz de ser autentica, libre y honesta, porque aún
aterrorizada,, estaba llena de amor.
Pero entiendo que eso, no te lo podías imaginar.
lunes, 1 de noviembre de 2021
LA DISTRACCION.
En que parte habíamos quedado querido, cuando me decías eso
de lo que querías hablar, y yo te interrumpí para atender el teléfono?
Tenías una mirada muy circunspecta, como a punto de decir algo
sin retorno, trascendental, no creas que no lo advertí, pero ya
sabes, no puedo resistirme a contestar el teléfono, si oigo que
suena y suena, y al final como siempre, era uno de esos llamados
para vender alguna cosa, una de esas voces amables y melodiosas,
que te cautivan cuando oyes tu nombre y tu apellido mal pronunciado
y aunque tienes el impulso de corregirlo, lo dejas estar, pero dime ahora,
prometo prestarte atención, porque sé que algo importante querías decir
y sé que si me regañas, tendrás razón, pero ya sabes, soy tan distraída
a veces, y tan curiosa otras, que si el timbre, que si un ruido extraño o
el silbido de la tetera que olvide había puesto al fuego, y me sobresalta
oportuna a la hora del té.
Pero dime, dime eso que querías decirme, no seas así, no te enfades,
te aseguro que me quedaré aquí, a tu lado, incluso te tomaré de la
mano, como lo hacía antes, te acuerdas?, me llamabas y acudía presurosa
a oír tus repentinas ideas, tan originales como disparatadas y tus sermones
por mis olvidos constantes, yo me reía por lo bajo, te acuerdas? Y calmaba
esa furia contenida con mi mano sobre la tuya, que disertaba por los aires
al compás de tu labia enardecida.
Háblame ahora cariño, que no hago otra cosa que preguntarme, porque
no presté atención a tu mirada, aquella tarde que te fuiste silencioso,
sin decirme aquello tan importante, que sé, querías decir.
jueves, 21 de octubre de 2021
la renaciente
Tremenda miniserie, tremenda, hice un paseo por mi otra vida, esa tan dura y sin embargo tan rica, llegando a todos los limites , golpear puertas con los puños cerrados, cruzar puentes y caminar hasta no sentir los pies, porque no tenía ni un centavo para tomar dos bondis, bailar de alegría al ritmo de los Stons, cuando había conseguido cobrar dos sueldos juntos, que se llevaron los motochorros en la plaza Bustamente, a 200 metros de llegar a mi casa, y siempre escribiendo, en colectivos, en rincones absurdos, dejando a mis hijos con extraños , recibiendo portazos en la cara y acosos de todo tipo, doblando mi cuerpo con el esfuerzo físico , arrastrando la heladera, para ver si encontraba un pucho añejo a medio fumar, inventando comida a base de zapallos de la quinta, que nos traía mi viejo, y siempre escribiendo y siempre amando y siempre mis hijos y esos destellos de felicidad que conseguíamos pese y contra todo, y siempre la buena gente que aparecía para no dejarme caer y que confiaba en mí.
Eso vi reflejado en la serie, esa otra yo, que iba con mis dos hijos como un estandarte, que nunca perdía la ilusión, que con cada piedra del camino fue construyendo un sendero, asumiendo el 50% de todo y en la convicción de que nada es para siempre, ni lo bueno, ni lo malo, que no existe abandonar los sueños con excusas de que ahora no se puede, muchos me preguntaban, con todos los quilombos que tenés, te pones a escribir, o haces teatro? y yo respondía siempre, sí y por eso mismo.
Me parece que ver esta serie, es casi imprescindible, porque deja al descubierto, que cuando vas en caída libre o te crecen alas o te estrellas contra el piso a llorar y victimizarte, y que si tenés la suerte de que no te maten y de zafar de la violencia ejercida muchas veces de distintas formas de la misma cuna, hay una vida ahí afuera que te espera, y cuando lo hemos perdido todo, pero no los sueños, ahí es cuando nos empoderamos, no con falsas banderas. ni reclamos, si no ayudando con nuestra experiencia a otras y otros, a escribir desde el alma, a ponernos en el lugar del otro, aunque nos hayan cerrado la puerta en la jeta, y a estar preparados para que nos juzguen, pero aprendiendo a no prejuzgar a nadie.
domingo, 26 de septiembre de 2021
CAYENDO ALTO.
Y después de todo que es el amor, sino columpiarse, en ese
vaivén de euforia, cerrando los ojos al elevarnos, pidiendo
que nos empujen más fuerte, hasta tocar el cielo con las puntas
de los pies, con esa certeza de saber que quién nos impulsa,
también sabrá parar a tiempo, cuando se lo imploremos casi
sin aliento, incluso a riesgo de su propia suerte.
Que es sino el amor, más que columpiarse hasta que todo gire
y se desvanezca en un vuelo, que cuánto más alto nos lleve, más
riesgo tendremos de caer de bruces y estamparnos contra el suelo,
y según pasen los años, acusaremos golpes más impiadosos, que no
sanarán con curitas, ni con colita de rana, y no sanarán hoy, ni
sanarán mañana.
Que es el amor sino columpiarse tan fuerte hasta perder el control
y dar vueltas mareados y pedir más y más, con esa sensación tan
potente de estar suspendidos en el aire, sin red, ni sustento y
aún sabiendo que si caemos, nos dañaremos más allá de unos
raspones y nos entre el pánico y huyamos de los parques como de
la peste. Pero también puede que si los mismos brazos que nos impulsaron
a volar nos arropen en la caída, nos acompañen y curen nuestras heridas
con su propia saliva y se queden ahí hasta que desaparezcan, volvamos a
intentarlo una y otra vez, porque eso es lo que tiene el amor, no es eterno,
no es seguro y como los huesos se rompe, se expone, se fragmenta y
aparece así de golpe, como un dolor, que se calma con el impulso de
unos brazos que nos hacen volar, hasta tocar la nubes, en la inequívoca
convicción de que puede fallar, que no será para siempre y
que los huesos y las heridas terminarán sanando, cada vez que decidamos
correr el riesgo de volar al columpiarnos, y tocar el cielo, aunque sea un momento.
martes, 31 de agosto de 2021
VUELO NOCTURNO.
Una extraña sensación de ahogo se le instala en la garganta,
se atrinchera contra los vértices que lo hacen sentir seguro,
el silencio es atronador, no corre una gota de aire, solo algunos
haces de luz que se filtran caprichosos, grita, aúlla, pero el sonido
se pierde, los ruidos del exterior son genuinos, los escucha una
vez más, despierto en medio de la noche.
Aguanta la respiración agudiza el oído y nada, los ruidos desaparecen,
nada.
La oscuridad lo envuelve, es absoluta.
No tiene ni idea de la hora que es, intenta relajarse, pero no tiene margen
de movimiento, apenas unos mezquinos centímetros , nota sus piernas y sus brazos
entumecidos, pero ya no siente dolor.
El pavor es tal que no hay forma de evadirlo, no está soñando, las sombras
se agigantan, sabe que está acorralado, no es un sueño, no lo es, los límites
son reales, tiene sed, tiene miedo, el aullido se ahoga ante la sombra que se
cierne sobre él, monstruosa, amenazante.
Ya no hay más dolor, solo terror, alguien le tapa la boca, es una mano conocida
puede identificarla por el aroma de la piel, le cubre los labios,
y la nariz y ya no siente dolor, solo es otro día más en el ataúd y van
siete.
martes, 24 de agosto de 2021
Los Dioses también se enamoran.
Marina tenía una rara habilidad, que nadie conocía, podía cerrar los ojos
y transportarse en el tiempo, no siempre claro, a veces aunque los cerrara
muy fuerte, le faltaba concentración, entonces aparecía en el mismo lugar,
en su balcón, regando las margaritas, esas que deshojaba con ardor, porque
siempre estaba enamorada de la persona equivocada, contrariada, desesperada.
Aún así, un miércoles de mayo, mientras se cepillaba los dientes, cerró los
ojos y sin más se corporizó en Lesbos, en la antigua Grecia, en una roca
de Leúcade, un acantilado, donde oh! Casualidad, era el lugar donde los
enamorados desangrados por no ser correspondidos, se arrojaban al mar en
busca de consuelo, como lo había hecho según la leyenda, la atormentada
poetisa griega, Safo de Lesbos, aunque según pudo saber Marina, las versiones
eran múltiples de esta misteriosa Diosa, pero ella con sus penas de amor
a cuestas y todavía con espuma en la boca, opto por la que más la conmovía,
el suicidio por amor, que convirtió en ícono, la roca donde ella estaba, aquí
y ahora.
Se decantó por la que en todos sus poemas dejaba la estela de la pasión y el fuego
sagrado del amor latente.
La que se enamoró locamente del Faón, un hombre tan bello como el mismísimo
sol, al que la propia Afrodita deseaba para ella, pero que Safo como toda loca
de amor desbordado, no supo ver que invocándola, no hacía más que despertar
en la Diosa Afrodita, eso que Safo tan bien definía en sus poemas, - cuando el amor
visceral se apodera del ser humano, se manifiesta con celos, deseo intangible e
irracional nostalgia-. Afrodita entonces, poderosa y engreída con su gran sabiduría,
la indujo a que sea valiente, y que si su amor por el Faón no era correspondido, termine
con tanto flagelo, y se arroje desde la roca al mar, para que la redima de su errónea
pasión y sus penas doloridas, por hombres y mujeres, ya que Safo podía sentirse
seducida por unos y por otras, y llevar esas pasiones contrariadas en cada palabra de
su prosa.
Marina, sabía en los más profundo que de algún modo era su propia historia, la que
veía ante sus ojos todavía cerrados, el tormento, el amor desesperado no correspondido
el confiar en aquellos que lejos de entenderla, la empujaban al abismo.
No en vano estaba en este instante, en esta roca que parecía maldita, y sin embargo era el
lugar elegido para terminar el calvario más ancestral, de vivir como Safo, con el alma
en la punta de los dedos y escribir desgarrada de huesos a cabeza, estas súplicas
-Ven también ahora y de amargas penas líbrame y otorga lo que mi alma ansía y en esta
guerra se mi aliada!- así le rogaba a la indolente Afrodita, sin saber que ella lideraba su
propia guerra, en fastuosos carros tirados por gorriones y pétalos de flores, que
construían para ella los faraones, absortos por sus poderes.
Entonces Marina, abrió los ojos, y se enjugo las lágrimas, pasó la mano por la roca, y se
despidió de Safo con una tierna caricia.
Ya en el balcón, miró sus margaritas deshojadas, y se arrojó al vacío, feliz y enamorada.
sábado, 24 de julio de 2021
KIOTO AL ATARDECER
Ella que tan pocas veces caminaba por las calles de su Kioto natal,
tan soñado, tan ancestral y mágico, ella que tan pocas veces podía
disfrutar del paisaje urbano, entre jardines idílicos y templos milenarios,
en medio de la vorágine de un tráfico que parecía plantado a la fuerza.
Ella que nunca andaba a cara lavada, sin sus polvos de arroz y sus labios
pintados de rojo sangre, su cabello anudado y abultado en un moño,
parapetado entre palos y horquillas, ella no sabía como acelerar sus tímidos
pasos en medio de una multitud que la abrumaba.
Ella que arrastraba a la Maiko, que parecía que nunca iba a salir de ser una
simple aprendiz, donde generaciones de familias pobres, depositaban esperanzas
de un futuro mejor.
Todo lo había aprendido, ser etérea, invisible, ser discreta y anónima, agradecida
y obediente, hasta llegar a ser lo que hoy era, Geisha, en banquetes y reuniones,
de gente poderosa que exploraba el arte de ser complacidos, por estas niñas
hechas de nubes misteriosas, que los evadían por un rato, unas horas, y los
hacían salir de sus vidas acomodadas de empresario prósperos, para adentrarse
en el mundo de las mujeres de pequeños pies.
Todo lo sabían, bailar con encanto, servir con recato, hijas del silencio, sin proferir
jamás una queja en público, ni demostrar un signo de cansancio.
Ella que espera llegar a su casa, para despojarse delicadamente de sus pesadas
vestiduras y deshacerse del inconfundible maquillaje de polvo de arroz.
Ella ahora caminaba, casi como escapando del Kioto de templos budistas tan
majestuosos como implacables, que la alejaban mentalmente de viejas tradiciones,
pensando en sonetos que venían a su mente, - Al pié de un cerezo, breve huella
anónima, un pedazo de mí resiste al tiempo- donde la había oído?, porque ahora
aparecía así de golpe, como aquel otro que decía -disfruta cada momento, porque
puede que no vuelva a suceder-, que belleza pensaba Yoko.
Seguía caminando, entre clásicos jardines y palacios imperiales, al encuentro de
aquel hombre, que la había hecho dudar de todo, con sus artes y palabras.
Las luces del atardecer, encendían la ciudad haciéndola vibrar con sus carteles
luminosos, y su masa de cemento iluminada, y ella, entonces apuró sus pequeños
pies, sin saber donde la iban a llevar, pero sentía por primera vez, que ya
no podía parar y que las tradiciones, el polvo de arroz, y los rojos labios podían
esperar.
viernes, 16 de julio de 2021
Ayuda a la carta.
Corren ríos de palabras, certeras, apuradas, contundentes, en los
libros de autoayuda, en las charlas motivadoras, de un mundo
occidental con estómagos llenos y cerebros enfrascados, calcos
de viejos refranes, que nuestros padres recitaban como un mantra,
se atosigan en redes sociales, disfrazadas de versos, casi poéticos.
Tu vales, tu puedes, tu eres tu propio altar, tu universo celestial.
Palabras que tapan realidades ardientes de nieve, convirtiéndolas
en imágenes con relieve, no dan tiempo a respirar, a leer entre líneas,
cada una se ajusta a nuestro talle y nos envalentona brevemente, nos
lanza a un pensamiento oculto, pero siempre latente.
Salta, te dicen, suelta, te gritan, ese trabajo que te agobia, esa relación
que te ahoga, te cuentan historias de vidas superadas, de entornos idílicos
de casas soñadas, mientras nos inducen a hacerlo solos, siendo nuestro centro
nuestra conciencia despierta, preparada para lo nuevo.
La luz al final del túnel, el pequeño movimiento al fondo del pozo, que
inevitablemente te lleva hacia arriba.
Pero la autoayuda no te enseña, como quitarte la tierra de encima, por
mucho que patalees con luz de frente, contra la corriente, cuando la vida
te golpea, justo ahí, bien abajo y sos padre de tus padres, o te toca acunar a
tu hijo inerte, de todo se sale, se sigue viviendo, te dicen orondos, mientras
en vida vas muriendo. Hay tanta soledad por ahí latiendo, y sin embargo
todo parece tan fácil, tan al alcance, que nos sentimos idiotas,
inútiles, cobardes, cuando nuestras venas se tensan de pánico, ante el abismo
que nos amenaza implacable.
No te rindas, busca ayuda, ponete las pilas, esto también pasará, como el
tren de Martín Pescador, y el último quedará, recita el Best Seller de turno.
Las cuentas se llenan de ceros a la derecha, de quienes con éxito literario
o de taquilla, llegan a sus metas. Las nuestras parecen, débiles, flacuchas,
enclenques y desgarbadas, llenas de ceros a la izquierda, por nuestros
desatinados e irresponsables actos de arrojo cotidiano.
Y entonces no hago más que preguntarme, si hay poesía en la autoayuda,
tan sólidamente construida, y creo que no, que los poetas andamos siempre
volados, todo nos toma desprevenidos, despeinados, atolondrados, con los
valores cambiados, y contrariados por el amor, el dolor y la soledad, todo
nos atraviesa, nos transforma, y no tenemos idea como ayudarnos, ni infringir
ayuda asistida, como podríamos? si siempre vamos partidos en dos, caminando
con el corazón en llamas, y no tenemos cerebro, solo unas neuronas que bailan
a su antojo y laten en el alma confundidas.
lunes, 5 de julio de 2021
LA LOCA CUERDA
Destellos de nada golpean su mente, se rompe en pedazos, se vuelve
polvo, se torna indolente, con cada azote, redobla la apuesta de una
nube negra que enciende la nieve y rema y navega en un mar de tierra,
hundida en tinieblas, planeando entre soles. No sabe ni puede calmar la
condena de sus pensamientos y los ahoga en hirviente arena.
Escupe un lagarto de lengua afilada, mientras atraviesa las barreras
del alba, a las paredes aferrada. Así cada noche y cada mañana, sale
de la que cree su casa, llena de preguntas, que nadie contesta.
Y ya no acierta con nada, todos los limites se han corrido, en vapores
de humo que la circundan como vampiros hambrientos y un nido de
hormigas anida en su pecho y el ruido vacío se agita en sus manos.
Se busca en espejos de helados añicos, los ojos en blanco de ceguera
nítida, la empujan, la maltratan, la despojan de un cuerpo que ya no
la aguanta, se mece, se abraza, se araña y se rasga, se lastima, y en
su sangre se baña.
Las voces le dicen que es una extraña la que la habita y es esa
la que esta loca, la que no olvida ni perdona y por eso mata y en
alcohol se ahoga, que no le haga caso, que la deje hablar, que ya
vendrá el tiempo de hacerla callar.
Pero el ruido no cesa y los tímpanos estallan y los pies se niegan
a detener su marcha, entonces salta, salta para que dejen de aullar y en
la caída todo es paz y un suave respirar, ya no hay voces, ni maltrato,
ni golpes, ni drogas, ni preguntas sin contestar.
El aire se llena de imagenes, la muerte no es nada, es una mentira
que inventan los vivos, para no pensar en ciertos castigos.
La soga se tensa, se ciñe a su cuello y todo se tiñe de celeste cielo.
Llega la claridad absoluta, no hay redención para las heridas que ellos
le provocaron, ya no tienen nombre, ya no la dominan.
Solo hay en ella infinita calma, al fin una cuerda, termina con tanta locura.
lunes, 28 de junio de 2021
Sueño que late.
Sin razón alguna o sí, quién sabe, el recuerdo del sueño que tuve anoche, me atraviesa, aislado, solitario, se instala, lo huelo, lo siento, y dudo, es tan nítido, que ya no se si fue un sueño, o si todavía sigo dormida, estoy cruzando Callao, en la esquina la gente sale del subte, yo voy para el lado de Santa Fé, voy fumando, paso por un montón de kioscos y por una verdulería nueva que tiene todas la fruta y la verdura formando figuras coloridas, hay también una boutique de ropa y zapatos de mujer, miro los zapatos entre vapores de somnolencia consciente, son lindos, pienso, este local va a durar poco, sigo caminando, no sé de dónde vengo , en el sueño no me acuerdo, en la esquina de Marcelo T hay un negocio de ropa de hombre, no veo el nombre, ahí le compre la última campera que mi papá uso hasta el día que murió, era marrón de corderoy tenía un cuello de pana verde, la tela era espigada igual que la boina que mi papá usaba, le gusto mucho esa campera, no se la sacaba nunca y mi mamá se enojaba porque se sentaba con la boina y la campera puesta a la mesa, cuando mi papá se murió mi mamá la regalo, pero no veo la cara de mi mamá, me veo a mí, que tampoco soy yo.
Entro en un bar. está en una esquina chanfleada, pido un café con crema, espero, cuando él llega, quién es él? No logro hacer foco, levanto la vista, si ahora lo veo, y extiendo la mano con la palma hacia arriba, él apoya su palma en la mía, la siento, me estremezco, sudor con sudor, calor con frio, en la boca, en el sueño, se me antoja un helado con un trozo de torta caliente de chocolate, un bizcochuelo en realidad, como los que hacia mi mamá los domingos a la tarde, marmolado, esponjoso. Su mano apretando la mía, no puedo desprenderme del gesto afable, de la sensación cálida, no puedo dejar de sentirlo vibrar, aún dormida, la fuerza del contacto, la contención, la sincronización de venas, tendones y terminaciones nerviosas que se comunican, que se despiertan, siento en el paladar el gusto a café mezclado con el suave sabor de la crema , tan real, que me palpo los labios con los dedos.
Es un instante, un segundo, la mano de él se separa de la mía, me da un beso en la boca, su saliva, mi café, ese gusto familiar, pero en el sueño, todo vuelve a las manos, se queda ahí, enganchado y claro ya no puedo seguir soñando, porque mi mano tiembla y mis ojos se entre abren y ya es imposible dormir, con la palma hacia arriba y el sueño latiendo.
martes, 22 de junio de 2021
Porque la quería.
Tenía un sabor metálico en la boca, cuando me desperté en
plena noche, creí que la pesadilla que había tenido, se había
instalado en mi lengua y mi garganta, en el sueño ella corría,
huía despavorida, y yo la perseguía con un enorme cuchillo
de cocina, ella gritaba pero nadie la escuchaba y yo no entendía
porqué, esos aullidos desgarrados, porqué huía de mí, que tanto
la amaba, si ella sabía que besaba el suelo que pisaba.
Me tranquilicé al verla dormir plácidamente a mi lado con el
pelo revuelto cubriéndole el rostro.
Necesitaba contemplarla, un poco, así en silencio, después de
tan horrenda pesadilla, que todavía me mantenía el corazón
desbordado y el pulso sin control.
Me dispuse a incorporarme levemente, antes de palpar una extraña
humedad debajo de las sábanas, cuando retiré las manos, se me heló
la sangre y comprobé que su cuerpo yacía sin ninguna de sus extremidades..
Así comprendí que el sabor metálico en el paladar, solo era el
reflejo de lo que quedaba de ella.
domingo, 20 de junio de 2021
Gracias por el fuego, viejo.
Sabés bien que lo pongo todo en palabras escritas, las otras como a vos
me cuestan un poco más, y que no solo heredé tus ojos verdes, tu rechazo
a la religión, tu carácter de mierda, tu sinceridad molesta, tu falta de
victimismo, junto con el amor a la tierra y a los animales, el orgullo desmedido
de dar a manos llenas la cosecha de tu siembra, tu avidez por la lectura, tu
emparcharlo todo con alambre, (yo con cinta scotch) a lo chambón, hasta
hacerlo funcionar, tu falta de apego a lo material, te sobraba con nada, te
bastaba con poco.
Heredé lo más preciado, tu incondicionalidad como amigo, que como decías
se cuentan con los dedos de una mano y se cuidan y veneran como la luz de
los ojos, tu siempre ir al encuentro, sin intercambio, capaz de guardar un secreto
y protegerlo con tu vida.
Heredé también la ironía y el capricho, tus estallidos coléricos, a los que solo yo
le hacía frente, sosteniéndote la mirada asesina.
Nunca, nunca te tuve miedo, batallamos de igual a igual, nuestras imperfecciones.
Te ablandaste como manteca al sol, con la llegada de cada nieto, tus cinco soles
y los bañaste en oro de amor, ese que tenías guardado, y sacaste a relucir todo tu
repertorio permisivo y obsecuente, que ahora sé anticipaba una vez más, la herencia
que me dejabas.
Me quedo con todo eso papi, lo diste todo a tu manera, te fuiste muy pronto, a tu
hora, la que elegiste, en tu casa la que vos construiste, y respiraste tu último aliento
en las manos amorosas del hijo varón que no vino, pero que te regalo la vida.
Ojalá cuando llegue mi hora, me despidan como a vos, con tanto amor, con tantos
amigos, con todos los chicos del barrio, haciendo cola para saludarte y llenarte de
flores que habían comprado, juntado monedas por el barrio.
Ojalá mis hijos y mis nietos, me recuerden como yo te recuerdo, con todos tus
defectos y virtudes, con tu mano siempre dispuesta a dar, con tu lealtad incólume..
Ojalá viejo, porque entonces como vos, estaré viva para siempre.
lunes, 14 de junio de 2021
la cuerda loca.
OK, vamos jugar a un juego, el de la vida.
Vamos a aflojar la cuerda que nos ata y nos amordaza las neuronas y el corazón.
Vamos a pensar, los que todavía podemos, porque tenemos algo en el estómago,
de unas y por todas, que este juego se termina, pronto, muy pronto, y en la
fortuna que tenemos de seguir participando, aún con todas las fichas perdidas
y por ellas.
Vamos a dejarnos de frases hechas y de lágrimas fáciles, de culpar al otro, de
no valorar cada minuto que se irá irremediablemente y no regresará jamás.
De rasgarnos las vestiduras y llenarnos de amargura, de elucubrar, de hablar y
contestarnos, de convencernos a como de lugar de nuestras razones, de malgastar
el amor, y disfrazarlo a nuestro antojo.
Hay un mundo que se cae a pedazos, y empieza por el nuestro, y sigue por los que la están pasando realmente mal, casi siempre los mismos, que se caga de hambre o muriendo a manos de bestias,
gente intubada que muere sola, y gente que la llora, a veces a tiempo, a veces tarde, mujeres
asesinadas, niños violados y explotados, y que pase el que sigue.
Esto es un juego,. aunque no lo creas, y lo crearon otros, y le pusieron muchas reglas, pero hay
solo dos, vivir y dejar vivir.
Respirá, respirá, todo lo vas a terminar perdiendo, hasta la vida,
Afloja la cuerda que te ahoga la razón, y respirá hondo, no te ahorres nada, toca más, abraza más, tomate ese avión, subite a ese barco, da una mano, acuna a tus hijos, date una tregua, no malgastes fichas, nadie morirá por vos y el mundo seguirá andando y girando, y el crupier te va a cantas, no va más, justo justo cuando te creías invencible.
sábado, 5 de junio de 2021
EL OTRO BORGES.
No podría sentir más terror, ni mas incertidumbre de asomarme al abismo,
que en esta hora, donde con la humilde intención de rendirte un homenaje,
tengo que aplicar mi anémica prosa, y se me atenazan los dedos y se me nubla
la mente, con esa mezcla de respeto, admiración y sumisión que despierta
en mí tu basta, magnifica e inconmensurable obra.
Uno no es lo que escribe, si no lo que ha leído decías, y por eso me tiembla
la mano y mi pensamiento esta en tinieblas, como tus ojos.
No existe en cuanto a lo literario, nada, que no hayas mejorado, agigantado y
transformado, en cada cuento, poema, parábola, relato, ensayo o anécdota y
que como un cirujano experto, no hayas revivido con la hospitalidad de tu pluma.
Como podría yo evitar mi propia abyección, de ser una espía de laberintos que
obligan a empujones a leer un texto diez veces, para comprender la simple profundidad
de un concepto, que uno se niega a entender con el intelecto, y solo pretende que
le entre por los ojos.
Así me siento, sin estar segura de existir, cuando me rindo ante tanta hermosura
desgarrada, con tanto humor encerrado entre líneas y tanto cinismo honesto.
Cuando hablas de vos, como del otro, , hablas de lo humano, que todos somos y
negamos, te despegas casi al borde de los girones de la piel, para mirarte y hacerme
mirar y te sincerás en tu inmensidad, sabiéndote abstemio, tímido, cobarde y vanidoso.
Para justificarte después, en tu literatura, como ningún otro pudo ni podrá hacerlo jamás.
Creo como vos, que Dios no acepta sobornos, aunque no creo en su existencia, si creo
en la aberración de los que piensan que con ofrendas calman sus miserias.
Creo que sí, que todos caminamos hacia el inevitable anonimato, pero que es cierto
que los mediocres llegan un poco antes y también creo que amenazar de muerte, es la
única forma de amenaza que estimamos letal, cuando lo interesante sería amenazar con
la inmortalidad, porque al final esta sería la mejor forma de venganza y
la única capaz de llegar al perdón y al olvido.
Tengo mi propia y subjetiva versión de como eras, ese otro que tanto negabas y al
que poco a poco le fuiste cediendo instantes para sobrevivir, aunque con tu inteligencia
descomunal y a consciencia , podías manipularlo, para falsearlo y magnificarlo.
Así fue tu vida, creo, una fuga, un ir perdiéndolo todo, porque al final todo es el olvido
o todo es el otro que nos habita.
Como un actor que sale a escena, despegado de sí mismo, pero que busca en su psiquis
las herramientas, para que el texto fluya como propio, aún recreando palabras ajenas, que
de algún modo le pertenecen, y entonces recita:
-Una espada para la mano que ganará un reino, y perderá un reino.
-Un espada que derribará la selva de lanzas-
Tu espada fue tu pluma, que desde las tinieblas de tus ojos y la brillantez de tu mente,
podía atravesarlo todo, hasta el eco silencioso de la muerte.
sábado, 22 de mayo de 2021
SALVATAJE.
Como encontrar pedacitos de sol, entre tanta muerte, tanto pavor y culpas,
con la disyuntiva eterna de hallar el antídoto, mientras fabricamos bombas
exterminadoras de almas perdidas.
Como refugiarse en el caos del engaño y la desventura despiadada que convierte
en hielo seco la hierba mojada, cuando todo es tan simple, que de abstemia
felicidad nos pinta la cara, que solo de vivir se trata, antes que las cuerdas que
siempre están ahí agazapadas, para ahogarnos el último aliento, decidan por uno
y marquen un tiempo asesinado a golpes de minutos descartados, de palabras
que mueren de viejas, antes de cortar el cordón, que nos ata a otras palabras
servidas en bandejas deslucidas, que masticamos y escupimos con estúpida
convicción, sin ninguna certeza contraída.
Como salir de los círculos concéntricos de miedos carcomidos, que atacan y
maltratan, que de tan reiterativos, creemos conocer, sin evitar siquiera hacerles
una mueca esquiva, a ese éxito efímero, para el que creemos haber nacido.
Como huir de la única verdad universal, que es nuestro paso difuso, por un
camino de luces intermitentes a las que nos aferramos con uñas y dientes, que
mas tarde que temprano declinan sin haberse elevado, en el mar atrapados en
un frasco de cristal, envuelto para regalo.
Tenaz fuerza del ocaso, nos oprime y nos empuja a ganar una partida, perdida de
antemano, pero que vale la pena desafiar a golpes de saltar de la cornisa,
tendiendo una mano para que nos salven y la otra para salvar.
lunes, 17 de mayo de 2021
SABER DECIR ADIOS, ES CRECER.
Desmantelar, quizás sea la palabra más dura y lúcida, para expresar lo
que siente el alma, cuando llega ese instante maldito, de deshacer lo amado
habiendo pasado por el duelo lento de saber que llegaría el momento y que
no podemos oponer resistencia a un final anunciado, porque cuando adoramos
ese raído e impecable mantel, con olor a limpio, que cubrió nuestro ánimo
y lo colmo de pasión , de copas servidas de agua o de vino, de ecos
borrachos mareados de gozo, es lo último que queremos levantar, porque
lo previo es quitar todo lo que tiene encima, y cuando lo hacemos,
se nos vuela una paloma herida que huye despavorida hacia los rincones,
donde todavía suenan hilos de canciones y se posa en esas tablas mágicas,
en las que las manos de un padre trabajaron con devoción para darles vida.
Se escapan por las rendijas como un cálido aliento de leche materna, los
silencios rendidos ante el artista y el estallido impúdico de un aplauso cerrado,
que deja en el aire un aroma a sexo recién calentado. Entonces las piernas tiemblan
y los ojos se llenan de agua bendita. Lo último que nos queda es el mantel. Ese
donde se posaron las manos y chocaron miles de vasos marcados de huellas
imborrables, porque los espacios cobran vida, cuando todos respiramos al unísono
y son únicos y universales cuando se ven con la misma belleza a la luz del día,
que en las noches de luces tenues y vahos de humo, que no se rompen en prisma
cuando los focos se apagan, es lo que tienen los lugares angelados, no necesitan
disfraces.
Cuando desmantelamos un amor que nos hizo tanto bien, mutuo, intangible, generoso
no sabemos que hacer con ese mantel con tantos rastros de besos húmedos impregnados,
que fue nuestro centro visceral.
Solo nos queda atesorarlo y esperar que en algún lugar del mundo
lo volvamos a recuperar, y dar gracias por cada segundo de adrenalina, de euforia,
de plenitud estelar, de talento furioso y entrega sin límites.
Hasta siempre UNI amado, el mantel quedará intacto, para siempre bien guardado,
como se guarda en el pecho, todo lo que amamos.
sábado, 8 de mayo de 2021
LEYENDAS DE PASION.
Adaptación del cuento Memoria selectiva, del libro Agua en Marte. Junio de 2010.
Hace rato que no me importa admitir que tengo la lágrima fácil, que me emociono por todo y por nada, que una publicidad me eriza la piel, que los aromas me transportan a días de felicidad inconsciente y el eco de la risa a los juegos en los patios vecinos y especialmente aquellos relacionados con el fútbol, ahí llueven los recuerdos, de cosas vividas o que de tanto escucharlas, contadas mil veces, las hice propias, domingos de cábalas repetidas, de festejos o amargas derrotas, mezcladas entre raíces y herencia.
Yo empiezo a tener conciencia real de la importancia del fútbol allá por el 65, en mi casa teníamos la única tele de la cuadra, y la poníamos frente a la ventana que daba a la calle para que todos los vecinos pudieran ver la final entre Inter e Independiente, la cosa no pintaba bien, porque mi viejo y sus paisanos hinchaban por el Inter, pero nuestros vecinos argentos obviamente querían que gane el Rojo. Ese día mi viejo hizo el ritual del afeitado (reservado para su boquita y ocasiones especiales) preparo la brocha y en el tazón de porcelana color marfil la crema Williams, la maquinita con un gilette nuevita, y se afeito prolijamente, era su cábala. Unas horas después, Jose María Muñoz, afónico y desgañitado, repetía en un hilo de voz, desde el parlante de tela de la vieja radio, parapetada en la ventana del porche,"la copa se va, se va, porque el Inter se la lleva", mientras mi papá incólume se pasaba la mano por la cara lisa y brillante y convidaba cerveza Palermo a los desolados vecinos, que aún derrotados y tristes, tenían un gesto amistoso para con los Tanos de la cuadra.
Después ya vienen los mundiales, en el 70 con mi viejo haciendo la cruz de sal, que no sirvió, porque los Brasileros ganaron y la sal se volatizo de un golpe por toda la cocina- El del 74 llegó en medio de una Argentina convulsionada y abierta en dos, con Perón ya casi extinguido, diciendo su frase para la historia, desde el balcón de la rosada…Yo llevare grabada en mis oídos la más maravillosa música, que para mi es la palabra del pueblo Argentino, y Alemania finalmente se alzaría con el titulo. En el 78, año que marcó un antes y un después en todo, se desató una absurda algarabía, en medio del horror de los milicos, con una pelota manchada de sangre, de desidia y espanto, y el desahogo a tanda demencia colectiva vino en forma de gol, nos olvidamos por un rato del horror, saltamos porque no éramos holandeses, mientras en la Esma nacían los nietos de una abuelas que no se cansarían de buscarlos, y cientos de locas madres. con pañuelos blancos, daban vueltas a la plaza, para encontrar a sus hijos, que no estaban en el obelisco ni gritando los goles.
El 82 nos encontró todavía sin terminar de contar los desaparecidos de una dictadura asquerosa y bestial y otra vez volvíamos a sufrir la pérdida de miles de jóvenes en una guerra desigual y mesiánica, en ese entorno, nuestros jugadores salieron a la cancha en Barcelona, el día que se producía la rendición de nuestros soldados en Malvinas, el mundial para nosotros termino ahí, no así las consecuencias de esa guerra, que arrastramos hasta nuestros días.
El 86, ese sí que lo tuvo todo, vivir en democracia, que el mejor de todos los tiempos se cargara el equipo al hombro y nos llevase vestidos de celeste y blanco a la cima del mundo. Todos los que hoy tenemos entre 40 y 100 años, sabemos donde y con quién vimos esos partidos , porque hay cosas que nos marcan para siempre, como latigazos, y la euforia colectiva es la madre de todas ellas, es muy difícil abstenerse del estasis que genera.
Lo que viene después, 90 casi al borde del infarto, 94 con la enfermera llevándose al 10 , que parecía tan trágico, pero la AMIA con sus 86 muertos nos demostró que las tragedias son otras. 98 y 2002 pasaron sin pena ni gloria, con una Francia y un Brasil nuevamente campeones. 2006 pintaba bien, tenía todas las fichas, pero al final solo los de raíces tanas tuvimos que festejar a la romana con tristeza y humildad. Y en 2010 se nos atragantó el grito de gol, y los que emigramos y vivimos como yo en España, pudimos comprobar que el fútbol puede unir y alzar a un pueblo y hacerlo sentir el rey de la tierra levantando una copa en Cibeles. 2014 nos llevo hasta el final, pero no estuvimos conformes, ni felices, ni agradecidos, si no divididos, tristes y vencidos, aún llegando hasta la instancia final, y 2018 nos encontró si se quiere, aún mas pobres de anímo, mas inconformistas y más divididos que nunca, usando de escudo a otro maldito argentino mejor del mundo, para canalizar nuestras propias frustraciones. No se ustedes, pero yo estoy preparada para el 2022, estoy lista para sufrir durante 90 minutos y todos los que siguen entre partido y partido, para hacer cábalas, para cerrar los ojos en cada tiro libre, para hacer promesas en cada penal. Porque no es solo fútbol, es la bandera, es la patria que se muda ahí donde se juega, es la historia compartida, es el orgullo y es la pasión, porque sin pasión no hay nada, sin pasión somos solo una cáscara seca y vacía.
viernes, 23 de abril de 2021
Lisa, entre fantasmas
Las noches de luna llena cuando las luces de París se encendían
primero tímidas, después soberbias, el fantasma de la Gioconda
se paseaba por el Sena, orondo, majestuoso. Nadie podía advertirlo,
volando como un aire tibio, por los burdeles del barrio latino, con
la libertad que jamás había tenido, porque hasta su famoso nombre
había heredado de su marido.
Así lo había decidido, ser un fantasma perdido, sin que nadie la
mirase desde todos y cada ángulo, para ver donde su ojos se posaban
estrábicos y mágicos como un lucero encendido.
En esas noches de luna, desde a basílica blanca, podía oler los excesos
en el barrio de Montmartre, caliente, impertinente, con gente de toda
calaña, saliendo del Molin Rouge, mientras ella se elevaba en el escenario
vacío, al ritmo de sus piernas desnudas, siempre escondidas, siempre
perdidas, tras el óleo misterioso. Era entonces cuando asomaban a su mente
ecos de poemas desconocidos de otros fantasmas que deambulan por el Lido,
como el de Victor Hugo que de repente le recitaba al oído, y de niña la trataba,
diciéndole, - que si él fuera rey daría su reino por su mirada-, que gracia le causaba,
ya que en el Louvre podían hacerlo a diario, solo comprando una entrada, pero
él insistía y le decía, -los cielos, los mundos daría por un beso tuyo., y seguía
murmurando, mientras ella se marchaba, con la estampa cansada, pero aún ávida
y sedienta, más aventuras buscaba.
Entonces las alas la llevaban hasta el Palacio de Versalles, donde los
ecos de Napoleón todavía resonaban, podía escuchar en
susurros, los restos de aquel poema que Victor Hugo de recitar no dejaba,
-porque niña hermosa no se abre la puerta? -
Pero que osadía la de este hombre, seguir llamándola niña, cuando lo había sido
se preguntaba, antes o después de que Leonardo la retratara?, nunca lo había sabido.
Como Marcel Proust se sentía, en busca del tiempo perdido.
París tan bella, tan encendida y ella eternamente, en un cuadro adormecida.
Bendita forma fantasmal, que por fin había adquirido, dejándola vagar
por las calles hacia el río, colgándose de la torre Eiffel, con Flaubert y
Henry Miller, con Sigmund Freud por testigo, que festín se haría con ella
un fantasma enfurecido, sin casa, ni hogar, ni sexo definido.
Sola en un lienzo eterno, con la mirada perdida, quería volar, quería cantar
y ser estrella por un día y ser la novia de Hemingway, para nadar juntos
hasta el puente de los suspiros y poner un candado con su nombre, Lisa,
a la vera del río.
PRESOS COMUNES
Nada tienen en común, ni gestos, ni maneras, ni cultos
ni religión.
Y sin embargo, ya no pueden vivir uno sin el otro.
Nada los une, ni material, ni legal, ni siquiera el lugar.
Y sin embargo, no conciben un día sin verse regresar.
Nada tienen para repartir, ni para separar y menos para juntar.
Y sin embargo, él es el único que le da los buenos días, al
despertar y el que descanses amor, cuando se va a acostar.
Nada de nada, ni la música, ni el humor, ni la ironía y menos
el doble sentido.
Y sin embargo, ella todo se lo cuenta y se lo vuelve a contar,
con ironía, con sarcasmo y negro humor, que a él tanto le llega
a molestar.
Nada ni la memoria, ni la osadía, ni la furia, ni la energía.
Y sin embargo si no sabe de él, sufre una lenta agonía.
Nada tienen que ver sus vidas, tan tradicional la una, tan tormentosa
la otra.
Y sin embargo ella no respira y se nubla y no existe, sin su aliento
a la distancia, sin la fuerza que él le da, para recobrar la esperanza.
Nada se deben, todo esta cristalino, ella sabe de sobra cuántas piedras
tiene el camino, el que les falta y el recorrido.
Y sin embargo solo piensan en el próximo momento, ese en que se
gritaran a la cara, todos sus desencuentros, que los empuja al abismo
que no evitan, porque no hay nada de nada, pero cuando están juntos
les crecen alas, y ramas y el alma les sale disparada, pierden el miedo,
pierden la cabeza, pierden el tiempo hablando pavadas.
Se matan y resucitan, se aciertan golpes certeros, se odian cada noche
cuando se separan, se perdonan y se consuelan con el sol de la mañana.
Nada tienen en común estas dos ánimas, solo un destino esquivo, que
insiste en ponerlos a prueba y ver hasta donde llegan con tanto viento
en contra y tanta marea alta.
Sin embargo, cada madrugada, avanzan un paso más, en la búsqueda
desesperada, de un te amo vida mía, que descanses, hasta mañana.
viernes, 16 de abril de 2021
LA BRUJA ENCANTADA
Según Sienna de 8 años, la brujas hacen brujerías, tienen siempre un
gato negro y muchos ratones, cocinan pócimas y lanzan hechizos, no
siempre malos y muchas brujas parecen personas normales, sin verrugas en
la nariz, ni extraños y negros bigotes, y dice que están siempre acechando
en los bosques.
Por lo que ella dice, deduzco que las brujas no tienen buena imagen,
desde tiempos ancestrales han sido como dice Sienna, personas
anormales, feas, terribles, desgarbadas e insensibles.
Y así fueron inmortalizadas por la iglesia y por el cine, hasta nuestros
días, donde la bruja ya no está en el bosque y puede ser una vecina, la
que pincha las pelotas y las devuelve desinfladas y rotas, a los niños
inocentes que solo rompen por día, un par de ventanales..
Puede ser el ama de casa, que recibe a su marido, entre vapores de
comida, mientras barre con su escoba el piso la cocina.
También la amante, que con embrujos maléficos le quita a la señora su
diamante, ese que no se dio cuenta que había perdido, por su distracción
constante.
Las que no tienen gatos negros, ni ratones, ni verrugas, son brujas camufladas,
envidiosas y dañinas, que muestran una realidad que tenemos escondida.
Están las que curan con palabras, que sacan de la manga, y si sanamos
les damos existencia, si no, les perdemos la paciencia.
Las brujas son hadas disfrazadas, que vuelan en escoba, porque no tienen
alas. No nacen brujas, no nacen malas, es solo que la vida, no les ha evitado
múltiples estocadas y por eso están siempre despeinadas.
No tienen buena prensa, no pueden mostrarse tal cual son, porque de antemano,
le asignan un papel en la función.
Cuando el telón se levanta, la bella y doliente princesa, muerde la manzana
envenenada, y oh por favor!! decimos, que bruja tan malvada.
El dilema es que nadie percibe , que la bruja que para eso fue mandada, por
la reina inmaculada, jamás de los jamases con un beso de amor será salvada.
domingo, 11 de abril de 2021
AMANTES DEL AJEDREZ
El rey sabe que tiene poder, y puede hacer lo que quiera, moverse
desplazarse en todos las direcciones, sea negro o blanco, en todas
a menos que quede en jaque, la dama o reina en cambio, puede moverse
en los dos sentidos, el tablero se convierte en un lecho, o lo que sea
que haga las veces de él, ya sea el suelo llano, o la arena del mar, el
juego de ajedrez empieza. Los amantes que se conocen, que se
desean, que saben como mover las piezas con maestría, ahora peones,
más tarde alfiles, están defendiendo la barrera, saboreando el próximo
movimiento y saltando como el caballo, que galopa desbocado y avanza
hacia el cuerpo contrario, desafiante, haciendo malabares de L transitada,
mientras los dedos como expertos peones, se posan siempre hacia adelante
disparados y dispuestos a parar la torre, que como una boca húmeda se dispara
en octogonal y el alfil como un pie rebelde emprende la diagonal de cada
centímetro de carne erizada, que sensitiva y tibia, busca la pieza mágica.
Bailan en el tablero, se deslizan sobre la tabla de seda, se conocen, compiten
se desafían y se miran en busca del próximo movimiento, se concentran,
conspiran, cada uno en su jugada, el jaque mate esta cerca, pero lo demoran
se agotan, se asfixian, todavía no, todavía el juego no termina, se vuelven
a incendiar con la mirada, acarician la próxima pieza, la rosan, la mueven
pero la dejan ahí quieta, un poco más, ejecutan, pero dan otra oportunidad,
ya casi no quedan peones, la torre se derrumbó, el caballo saltó demasiado y
quedó excluido, cansado y el alfil dio un paso al costado, usando la intuición
fue resbalando hacia el otro lado. La dama usa sus dos sentidos, se esconde un
as en la mano, para clavarlo victorioso, el rey ya casi caído, se guarda su
orgullo, perdiendo gana, piensa, tablas no estaría nada mal y se da por vencido.
lunes, 5 de abril de 2021
Apenas otoño
Aquel otoño, donde temerarios e inconscientes, hacíamos
crujir las hojas bajo nuestros cuerpos, sin más atuendo que la
esperanza de que todo fuese un sueño, quizás porque era eso
lo que nos atravesaba, la desnudez de los árboles, esos
primeros vientos traicioneros, que nos resistíamos a aceptar,
porque la piel todavía olía a verano, porque abril tan tirano, tan
honesto, tan valiente, dejaba todo al descubierto, menos la
cobardía, menos las mentiras. Entonces el maquillaje urbano se
caía a pedazos y nosotros trémulos payasos tristes, insistiendo
en no verlo.
No podíamos y no entendíamos que nuestras ramas tenían que
ser cortadas y nuestras raíces trasplantadas para volver a
florecer, que no hay paraíso perdido que contenga a dos almas
que se amaron en otoño, pero no se atrevieron a mutar, que no se
animaron como el limonero, a perder la cabeza y soportar la cal
viva en el cuerpo, para sobrevivir durante el invierno, a levantar
el suelo con la fuerza de su rebelión, a exponerse a la intemperie
sin más abrigo que la incertidumbre, con la osadía de ir dejando
el equipaje, viajando hacia el sol, con la fuerza de amar, de perdonar
al viento de agradecer la visita de la lluvia, que no es más que
alivio fresco, para tanta herida abierta.
No fuimos capaces de entender, que los atardeceres de otoño llegarían
tan pronto y nos encontraría con las ramas débiles, con los huesos rotos
echando raíces que ya no se animan siquiera a levantar el suelo y
romper el cemento.
domingo, 4 de abril de 2021
CORAZON OTOÑAL
Me gusta cuando amanece otoño, así e repente, respirando fuerte
en la nuca del verano, olvidando el sudor que todavía exhala el eco
de marzo.
Me gusta ver la danza erótica de los árboles, desnudos, impúdicos
desprendiendo su lastre, rasgando sus hojas que crujen de viejas con
sus colores ocres.
Me gustan los soles tibios que resisten estoicos , como los abrazos de
despedida, en pié, pero trémulos, abriendo grietas, cerrando heridas.
Me gustan los días de lluvia finita y constante, mirarlos a través de
los cristales de bares desvencijados y añejos que guardan tantos y tontos
secretos.
Me gustan las calles que bajan al río en atardeceres grises manchados
de frio.
Me gusta refugiarme debajo de un alero, mirar a la gente, tan pintoresca
de pronto en campera de pronto en chancletas.
Me gusta respirar el olor del asfalto, que si cierro los ojos me asemeja
tierra.
Me gusta pensar que cuando llega el otoño la naturaleza es eterna, se
desviste y si muestra , sin maquillaje, sin falsos disfraces..
Me gusta Buenos Aires, con la vida de abril entre las venas, porque
vibra, ebulle y se levanta majestuosa y renovada.
Me gusta esa angustia en el pecho de empezar de cero, pensar que
puedo renacer , vaciar la mochila y dejar que todas esas penas tan
profundas y dolidas, queden esparcidas por ahí y seguir hacia el río
buscando algo nuevo, alejando el estío.
Mirar el ocaso dormido en mis brazos, tocarme los labios pensando
en los tuyos, soñando que el próximo otoño será nuestro encuentro,
distante, tardío, trémulo y vacío, cuando juntos bajando hacia el río
plagado de hojas apenas marchitas, que navegan huérfanas hasta la
otra orilla, nos empuje fuerte y nos aleje de la cobardía.
sábado, 27 de marzo de 2021
POLVO DE MARIPOSAS
Cuando Lucia se dio cuenta que había reencarnado en una pequeña
e indefensa crisálida, encapsulada en forma de larva, tan solo esperando
que llegue la ansiada metamorfosis, ya casi experta, sin saber siquiera como
se había enterado de tanto, deambulando sin rumbo, sin saber si
finalmente sería una mosca, una polilla o una abeja. Que locura!!, hasta
hace nada, estaba preocupada por llegar a fin de mes, o por esos zapatos
que tanto quería, por la lluvia intermitente y el pelo que se le erizaba,
y ahora apenas podía moverse dentro de una cápsula, especie de útero
materno, que la contenía. ¿ Como podía ser? Lo ultimo que recordaba
era un ruido sordo de vidrios y golpes, cayendo despacio en un abismo
y después nada, unas luces lejanas como de luciérnagas y un silencio
de bosque nocturno, que porque sí, no le resultaba extraño.
Alguien le susurro, eres una crisálida, y ella no entendió, otro le gritó
despacio, si te atreves puedes ser mariposa, no todas lo logran, no es
distinto a tu forma humana, sigues siendo fémina, y las crisálidas somos
la metáfora de esa realidad, porque siempre estamos en fase de transición
hacia la metamorfosis , siempre luchando y trabajando mucho, para poder
conseguir y alcanzar la tan ansiada igualdad, entre machos y hembras.
Que destino cruel pensó Lucía. No hay forma de conseguir la libertad,
sin esta pelea constante por sobrevivir, por salir ilesa, yo no quiero ser
mosca, quiero ser mariposa, la más bella de todas, la que se pose sobre
la flor mas hermosa, la que recorra la aurora boreal y los atardeceres
del fin del mundo, la mariposa que nadie puede conseguir, que no tiene
dueño ni lugar. Lucía quería, Lucía luchaba en una cápsula y así de
repente le crecían alas y un cuerpo de tres partes, se volvía adulta, se
volvía sabia, la capsula se abría y Lucía emergía majestuosa, rompiendo
su cárcel, abriendo el capullo para salir naciendo, hinchada de orgullo.
Quizás algún niño, se hiciera con ella, quizás terminase en alguna botella,
atrapada por alguien que de tanto amarla, la prefiera pétrea, antes que
perderla.
No sé, pensó Lucía, si seré capaz, pero si sé que esta vez no perderé mi
oportunidad de volar, por corta que sea mi vida, si vuelo, seré eterna.
jueves, 25 de marzo de 2021
LA TREGUA
Quiero vivir la vida que me queda, viviendo a tu lado
en un pueblo perdido donde siempre sea verano y
despertemos exhaustos, sintiendo el ardor en la piel.
Quiero no más prisas, que comer no tenga horarios,
que bailar no sea extraño, que las horas pasen lentas,
sin más que hacer que respirar, que salgamos de paseo
descubriendo cosas nuevas, que arrastremos los pies
sobre la arena, sin más pretensión que la caricia áspera
y tibia a cada paso.
Quiero que la puerta este siempre abierta, que nadie
avise cuando va a llegar, siempre habrá platos y copas
de más y que ninguna presencia que no sea la nuestra
nos sobresalte, que reunirse alrededor de la mesa sea
siempre un fiesta.
Que al despertar la casa se inunde de aroma a café y
pan con manteca.
Quiero que la vida se detenga cuando nos besemos y
que hacer el amor sea un encuentro eterno, que los
suspiros nos envuelvan y que nos entre la risa cuando
el cansancio nos venza y nos levantemos corriendo a
comer mandarinas frescas, desnudas, de un gajo a la vez.
Quiero que el dolor se calme, que el alma fluya,
abrir los ojos para huirle al espanto, de tanta despedida
de tanta mentira. Quiero que cuando me mires, te veas
en mí y que eso sea atormentadoramente bello y que
ese destello te envuelva. Quiero soltarme el pelo y
esparcirlo en tu hombro y ponerme un sombrero lila
con flores moradas, que te cause gracia, por tanta pavada..
Quiero que cada vez que nos crucemos, me guiñes un ojo
y me tires un beso, que no nos importe nada, que perdamos
el miedo, que no exista el fracaso.
Quiero que cuando nos toque partir, no importa el ordén
nos acunemos un rato, nos pongamos las alas, que
tenemos guardadas y nos dejemos volar, abriendo las
manos y mirando al cielo y solo decirnos, cerquita al
oído, buen viaje amor mio, te prometo que pronto pronto
estaré contigo.
martes, 16 de marzo de 2021
LA PIEL QUE HABITO
Las heridas cierran, temprano o tarde, es cuestión de piel.
Las más duras sanan antes y se cosen con hilos invisibles
de acero y queda solo una marca, un tatuaje con relieve,
que se oculta inmunizado, sin estar del todo a salvo del
próximo daño. En las pieles débiles cierran más lentamente
más tarde que temprano, sangran de cuando en vez, los años
bisiestos y los otros también. En las pieles jóvenes y tersas,
casi desaparecen, más temprano que tarde y se rearma de
capas nuevas y hasta un miércoles cualquiera de una primavera
soleada, desaparecen para siempre.
Las heridas que se producen al mismo tiempo, en pieles habitadas
de distintos cuerpos, esas son más complejas, porque tienen que
darse las condiciones epidérmicas, de dureza, debilidad o juventud
mutua, una compatibilidad tan rara, como esas enfermedades,
para las cuales la ciencia no ha podido dar con la cura.
El tema es que pasa con las pieles desobedientes, esas que
no aceptan clasificación y se lastiman al mismo tiempo y se revelan
y se quedan ahí, con las costuras asimétricas, esperando un hilo mágico
que las remiende, que junte las aristas, hasta convertirlas en un nuevo
retazo de piel, donde las ribetes visibles y con relieve, puedan tocarse
y admirar la belleza de lo imperfecto, de esa rebelión de células que
nunca atendieron razones y se expusieron libres, dando batalla a la
depredación de agujas filosas que solo maquillan el exterior y lo
disfrazan todo de olvido.
Las pieles que se rompieron juntas, no tienen sastres ni modistas,
tampoco podrán con ellas los cirujanos.
Esas pieles morirán heridas por el mimo filo que las ha cortado.
sábado, 27 de febrero de 2021
ARLT, EL INVERTOR DE PALABRAS.
De la lucidez a la tempestad de los cuerdos que se resisten a serlo.
Transitaste una corta existencia, esa que decías saber, que no era
locura, si no exceso de vida.
Adelantado a un tiempo que devorabas y expelías, inventando a
cada paso una forma cúbica de ver las cosas, desde ángulos simétricos
y desconocidos para la mayoría de los hombres, esos que deambulan
como juguetes rotos, esos seres dementes, que sufren cuando son
felices, por miedo a perder la felicidad.
Podías ver eso y podías masticar tus propias palabras y dar cátedra
cuando decías en tu prosa, -no mire usted lo que hagan los demás,
no se le importe un pepino de lo que opine el prójimo, sea usted mismo,
sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el dolor y sobre el
placer, sobre la vida y la muerte. Usted y usted nada más y será fuerte
como un demonio.-
Como podrían no marcarme esas palabras, que son mi mantra de vida,
haciéndome ver que viviste y moriste con el corazón abierto, porque no
te mato un paro cardíaco, te revivió en un exceso de vida, para que
trasciendas más allá de las almas dormidas, estúpidas e insípidas, porque
se te tatuó la ingenia sabiduría en las pupilas, de lo intangible para la
mirada que camina a cuerda y marchas forzadas.
Porque viviste muerto de presente, viniendo de un futuro inexplorado,
y esa era la verdad y sin embargo tenías la consciencia para tolerar,
saludar y sonreír, porque como decías así es la vida y porque podías ver
que en el corazón de cada uno de nosotros, hay una longitud de destino,
UNA LONGITUD DE DESTINO...que maravillosa definición Roberto,
tan inmenso como para proyectar las cosas que de verdad importan,
el amor, la piedad, la gratitud a la vida y al mundo que te gravitaba.
A veces cuando tus frases aparecen y se me insertan como un puñal
de trozos de espejos rotos, veo como en un prisma, la desfragmentación
de tus ideas tan desbordadas de inspiración tan apasionadas y complejas,
que los reflejos de mi propia alma se desarman y se juntan como en un
calidoscopio, y creo estar segura que nos conocimos en otra vida, y que
los locos no fueron siete, por suerte, éramos más y seguimos gravitando.
miércoles, 24 de febrero de 2021
INEXPLICABLEMENTE NOSOTROS.
Quizás y solo quizás, aún no se hayan inventado las palabras
para definir como se siente el amor después del amor.
Quizás y solo quizás, todo lo escrito no sea lo real,
o este tan empecinado en serlo, teñido de esa burda magia
murguera, que resulta tan insuficiente para la definición, esa
tan buscada, tan vapuleada e indefensa.
Quizás y solo quizás, nosotros, los dos que fuimos y no pudimos
ser, lo hayamos inventado, y por eso no podemos darle un nombre.
Quizás y solo quizás, nada de lo que nos pasa es de este mundo,
tan lineal, tan lleno de códigos vacíos e imperfectos, plagados de
lugares comunes, de gente atormentada, abrumada por la desesperada
necesidad de encontrarle un sentido a cada cosa, cuando ya descubrimos
que nada la tiene, sin embargo, el sentir sin buscar un porque lo contiene
todo. Quizás y solo quizás, ese abrazo que nos dimos al despedirnos
para siempre, fue solo el comienzo, el principio sin final de una historia
jamás contada.
Quizás y solo quizás, necesitamos que toda el agua del río y el mar,
bramara enardecida gritando nuestros nombres y nos volviera a juntar
en ese abrazo desbordado, enloquecido mudo de gritos y latidos.
Quizás y solo quizás, nos hizo falta transitar dos vidas, para fundirnos
uno dentro de otro y perdonarnos, aún sabiendo que el destino no lo hará,
no habrá redención para dos amantes que se aman, y que vendrán días
y más días que se empecinen y se ensañen en mostrarnos un camino,
donde respirar en paz, sea el olvido.
Quizás y solo quizás, encontremos una forma, un lugar, un páramo en
el desierto, donde vos y yo inventemos palabras y no claudiquemos,
que el cielo alguna vez nos sea concedido y que tengamos el valor de
no abandonarnos nunca más, aunque ni nosotros podamos entenderlo,
ni nombrarlo, que solo importe lo vivido y lo que está por vivir, hasta
que nos volvamos a abrasar.
lunes, 1 de febrero de 2021
OSCUROS DESTELLOS.
Nunca estuve tan pérdida, tan distraída.
Nunca estuve tan ausentemente presente
ni tan atenta e inconsciente, los días se me
escurren de las manos, quiero todo, atraparlos
anhelarlos, tragarlos, devolverlos y devorarlos.
Quiero asomarme, entrar, cavar y llegar al fondo
quedándome solo en la superficie.
Nunca estuve tan rota, tan diezmada, tan absurda,
simple y complicada, tan entera en mis pedazos
que se yerguen como lazos, que atan y desatan,
me reviven y me matan.
Nunca tuve tanto miedo, tanto
pánico, mezcla de adrenalina, laxitud e ignorante
sabiduría.
Siento que sería capaz de saltar en paracaídas, con
la certeza de que no se abrirá y así y todo caería de
pie en suelo firme.
Nunca antes experimenté como el aire entra y sale
de mis pulmones, con una nitidez tan genuina de
saber que eso me mantiene viva.
Las imágenes se me van revelando como fantasmas
que toman forma, ya puedo hablar con los muertos
o los que están por nacer.
Escucho como me susurra el viento mientras el sol
se cuela por mis tendones.
Nunca me importó todo tan poco, sabiendo al mismo
tiempo lo mucho que me importan pocas cosas
Vivir así en una burbuja, que se va pinchando mientras
camino y quedarme quieta en el momento justo, para
que no ceda, para que se ajuste a mi respiración.
Nunca me fue tan ajena la indolencia, que no tiene
remedio ni coherencia.
Y sin embargo, la intuición se acelera, la mirada se
agudiza, puedo sentir el golpe de la caída libre, aún
sin moverme, y divago entre hacer y decir y me pierdo
en sensaciones, en percepciones, en palabras que
aparecen como duendes poseídos.
Nunca quise tanto estar viva, sin que me importe mi
propia muerte. Solo la ajena que me pertenece, sin
poner en otras manos, mi magro destino, y solo
abandonarme a ser dueña de cada paso fallido.
Nunca estuve tan aterrorizada, tan eléctricamente paralizada
en el instante presente, como para saber que es saltar al
abismo y que nadie me lo cuente.
En esta débil línea que me encuentro, en la dicotomía del
amor que si no muere, mata, que vuelve del pasado y late
en presente, en esa disyuntiva de perderlo todo o apostar
deliberadamente lo poco que queda, sin encontrar el
equilibrio, que nunca tuve y nunca busque, voy eyectada con
esa necia seguridad, de que ya no quiero aferrarme a lo perdido.
Nunca lo pensé así, pero ahora sé que puedo intentar volar
hasta conseguirlo.
lunes, 25 de enero de 2021
Sobran las razones.
Difícil explicarte una razón, una sola para tanto amor.
Difícil casi imposible, encontrar esa razón, tan absurda
tan buscada e infinita, tan demencial, tan ilógica, en
un mundo de vacía racionalidad.
Como te puedo explicar lo intangible, lo invisible, lo
etéreo, en años, minutos o segundos, en suspiros, en
lagrimas, en pies que al buscarte se asoman al abismo,
conteniendo el grito inevitable.
Como no poder borrar el recuerdo tan lejano, de tus
manos en mis manos, si tantas caricias por ellas han
pasado.
Como seguir renunciando, aferrándome de un hilo tan
débil y jugar a encontrarnos, desafiando el desenlace
tan anunciado.
Como hago, decime, para no arrepentirme, por haberte
perdido y volverte a encontrar.
Como le explico a mi piel, que se tiene que calmar y
encogerse, hasta ocupar su lugar.
Como amor mio podría yo sin vos respirar, ahora que
sos presente y mi única verdad.
Como le explico a mis manos que no te puedo tocar.
Que si te toco te pierdo un poco, por eso tanto miedo
me da.
Como decirte sin romperme, que se donde no debo estar,
si me siento tan dentro tuyo, que ahí me tengo que buscar.
Que ya no hay espacio ni tiempo, y que solo es real el
momento, que nunca pasa lento, que se esfuma ante mis
ojos, que se quedan ciegos, de tanto quererte mirar.
Como decirte que no quiero que nada cambie, que seas
feliz vida mía, conmigo o sin mi, si nunca, nunca podré
dejarte de amar.