Escribe Kety Mangione
post. K. M. 02/10/2018
Te fuiste, vos mi última guerrera, y
te llevaste con vos mi alma indómita, que solo podía ser autentica
con vos, te fuiste reina, como siempre, cuando quisiste, cuando
dijiste basta, cuando ya nada era digno, vos tan coqueta, con tus
medias negras de raya impecable y tus tacos de infarto, llevando con
altura el sobre peso, vos y tus labios rojos como sangre fresca, vos
y tus manos de oro, vos y tu perfeccionismo, vos y tu exigencia
imposible de satisfacer, vos y tu lengua sin filtro, dándome con un
canto en los dientes, matándonos con las palabras, dañandonos con y
sin motivo, vos que yo no podía vivir sin vos, que de tan ausente
eras presencia constante, despierta o dormida eras la dueña del
lugar, vos enamorada de Atilio Marenilli hasta el delirio, vos
queriendo tener un hijo varón que te lleve del hombro, como Caludio
Lebrino a Perla Santalla, en un mundo de 20 asientos, vos y tu pasión
por las mujeres, tus no quiero películas de guerra, y bajen esa
música, vos y mis amigas que te amaban, vos hablando de amor y de
desilusión, de libertad y de no ser sometidas, vos que tu suegra te
dijo allá por 1948 que si no estaba terminada la cómoda no había
casamiento, y la cómoda estuvo lista, pero vos no, le dijiste a tu
marido, mi papá, ahí tenés la cómoda, acostate con ella, olé tus
cojones, vos tan arisca, tan parca, tan dura, vos que convertías
cualquier trapo en ropa fina y cualquier alimento en un manjar, vos y
tu mano larga, tu imposibilidad de ser feliz, tu mente brillante, tu
memoria lapidaría, vos y yo siempre peleando, siempre dandónos golpes bajos, vos y yo nuestras peleas siempre a diez rounds y nunca
tirar la toalla, vos con tu hija mayor , mi hermana, en aquella foto
en 1953 con una cintura de 55 cm y un pelo de artista, vos y tu
depresión, las anfetas allá por los setenta, querías ser como
Beatriz Taibo para que Atilio se enamore de vos.
Vos toda presencia, toda contundencia,
tozuda, caprichosa, carismática, vos negándolo todo, con tu
autoestima por las nubes, vos y yo peleando, discutiendo, siempre
peleando siempre discutiendo, y yo siempre pendiente de vos, vos mi
último bastión, estos últimos 16 años, fuimos como los amantes
despechados, yo con la culpa de dejarte, vos sin perdonarme que te
deje, y así fuimos nuestro cable a tierra, con vos siempre pude
ser yo y vos siempre fuiste vos, yo te decía de frente lo mismo que
decía de vos cuando no estabas, nuestras palabras eran cuchillos
afilados, las dos sabíamos donde golpear, y eso es juego limpio, las
dos sabíamos cuando parar y las dos sabíamos como seguir, vos una
reina que vaya a saber porque entregaste tu corona, vos tan coqueta,
tan elegante, tan prolija, entregaste tu traje y dejaste que te
vistan y te desvistan, bajaste los brazos y dejaste que manejen tu
reino, vos que pensaste que la cabeza siempre le ganaría al corazón,
vos que dejaste que te vieran vencida, desnuda, desvalida, vos que ni
aún así entregabas las armas, vos que nunca me sacabas la bandera
blanca, vos que pedías retruco y yo que decía quiero.
Vos al lado de la radio escuchando a
los Perez Garcia, vos llevándonos al cine el día de damas a ver tres
pelis de Lolita Torres, con sanguches de salame, galletitas surtidas
y botellas de granadina, vos almidonando los guardapolvos blancos
como nubes, vos haciendo las tortas de cumpleaños de todo el barrio,
vos y tus manos de oro bordando como un ángel, impiadosa, lapidaría,
egoísta, soñadora, vos eclipsando todo espacio, perspicaz,
intuitiva, vos leyendo el pensamiento, vos disimulando
cuando iba los domingos a comer llena de moretones, vos diciendo el
casado casa quiere, vos preguntándome que es un orgasmo, vos
contándome tus miedos, tus necesidades, tus historias con ese primer
amor que no te dejaron tener, vos y tus sueños, hasta el final,
querías aprender a manejar, querías un celular, querías una
computadora, vos y tu abandono final, la cabeza tan lucida te jugo
una mala pasada.
Vos y tus preguntas impertinentes, tus,
solo dije media palabra, vos y tus elogios, tu mente brillante, tu
convicción ante todas las cosas (quién pudiera) tan entregada como
manipuladora, generosa a pesar de todo, aunque astuta para esperar
algo a cambio, vos mamá, vos mi mundo, mi ejemplo de todo lo que no
quiero, pero mi referencia de todo lo que quiero, vos que ahora sé
que fuiste el amor de mi vida, que nos enfrentamos de igual a igual,
que mis ojos siempre vieron por los tuyos, y que mi vida ha tenido
sentido siendo tu hija, vos que mis amigas adoran, y mis novios y mis
amantes, todos, porque todo pasaba por vos, todo pasaba en tu casa,
vos que le decías a mis hombres, vos estas más gordo, a vos se te
esta cayendo el pelo, vos que me decías estas más gorda, vos que me
decías que siempre estaba linda, y siempre peleando, siempre
discutiendo, vos y yo perdiendo tanto tiempo en contiendas estériles,
porque ninguna de las dos cambiaría, vos y yo tan distintas, tan
iguales. Mi reina, eso fuiste para mí, y mi enojo fue porque
entregaste tu corona y dejaste que manejaran tu reino a cambio de
unas cuantas monedas de vida.
Te fuiste, vos mi última guerrera, con
la cuál podía confrontar de igual a igual, sin miedo a que eso nos
separe, sin escatimar en sinceridad, las dos a pelo, sin red, las dos
parcas para buscar ayuda terapéutica, nos matamos y nos dimos
respiración boca a boca.
Vos que aunque hayas resignado tu trono
y tu corona, te mantuviste reina, hasta el último suspiro y yo que
sigo acá tomando coraje y viendo con quién voy a volver a ser tan
autentica como lo fui con vos, amor de mi vida.