Escribe Mariano Sasso
post. K. M. 18-01-2015
No
me acuerdo bien si fue ese fatídico día para todo racinguista, o si
fue antes. Pero mi recuerdo me lleva a estar en la casa de mi nonno
escuchando por la radio Racing vs Racing de Córdoba un partido
definitorio para nuestra permanencia en primera A . Fue en 1983 y yo
solo tenía 7 años pero ese día fue cuando me enamore por primera
vez. Recuerdo que lloraba como un novio que fue abandonado o
como si hubiese perdido algo más importante que un partido. Comenzaba
a saber que para ser de Racing había que sufrir, pero no solo sufrir
en el fútbol, sabia que siendo hincha de Racing las alegrías no
abundarían. Pero elegí mi camino y nunca quise dejar a ese primer
amor.
Imaginaba,
soñaba y pedía en cada cumpleaños que la alegría de un
campeonato llegue a mi vida. Todo se hace cuesta arriba cuando sos
de Racing y toda la gente que ve a un nene de 7, 10 o de 12 años
le dice pibe como te hiciste de racing? Te gusta sufrir?.
Unos
años después, terminando de ver un Racing vs Nacional en cancha de
Vélez, por la Recopa, habíamos perdido y yo lloraba desconsolado
y la gente pasaba a mi alrededor y me decía pibe nacimos para
sufrir. Desde ese día me propuse aprender a disfrutar lo poco "o
lo mucho" que me regalara mi equipo.
En el año 2001 no se por que pero me prepare para lo mejor. Estaba viendo
Racing vs Boca desde la tribuna y perdíamos uno a cero, Mostaza
(Merlo el D.T. ) estaba enojado y el equipo no aparecía. Entonces
saca a Lux que no daba pie con bola y mete a Principiano. El partido
cambio y Racing lo dio vuelta. Y más que nunca confiaba en lo que
venía. Fui a cada partido, me escapaba del trabajo y en cada
encuentro sentía cosquillitas en la panza. Solo en uno de ellos no
estuve físicamente y fue contra Estudiantes de la Plata. En el
momento del tercer gol de Racing, estaba atendiendo a mi mejor
cliente y realizando una gran venta de Navidad, pero le pedí un
minuto me metí en el baño y grite como un loco. Seguíamos
primeros y el paso a paso (que era el latigillo del D.T. Mostaza
Merlo) se apoderaba de mi. No podía dormir hablaba todo el tiempo
de lo mismo, cantaba en el coche, en el trabajo, en todos lados.
Llego
el partido mas importante de mi vida. No solo futbolísticamente,
iban 38 minutos del segundo tiempo contra River Play y Racing
perdía uno a cero y otra vez veía el sueño de campeón derrumbarse
ante mis ojos. Me di vuelta mire a mi hermano que se mordía el
labio superior con mucha fuerza, observe a mi alrededor y solo
veía a gente nerviosa y sin aliento al borde del colapso. Mire
hacia abajo me acerque a mi novia y le dije "si empatamos y
somos campeones me voy del país", ella se dio vuelta y me dijo
yo me voy con vos.
Todo
parecía una locura, pero eso es Racing para mi, mi pasión mi
locura, mi gran amor, 4 minutos después empatamos y 6 meses
después yo vivía en España.
La
verdad es que no sabia cuanto duraría mi aventura , que terminó
siendo mi nueva forma de vida hasta ahora, pero tengo que admitir
que ese campeonato tan deseado me ayudo a ser un poco mas positivo a
la hora de pensar en Racing y las satisfacciones que podía
proporcionarme. Aunque me habían augurado en tantas canchas, en
tantos momentos de fútbol compartido, que era un nacido para
sufrir, en contrapartida, como gran sufridor, aprendí que las
alegrías cuando llegan, hay que disfrutarlas el doble.
En
2014 cuando empezó el campeonato y perdimos con Independiente me
quería matar. Pero llegue a mi trabajo y me acorde lo que había
dicho Diego Cocca (EL D.T.) y entre a la cocina y le dije a los
cocineros “- chicos este año somos campeones” -(todavía me lo
recuerdan ellos). Estaba confiado y creía en Diego Milito. Leía lo
que mis amigos de Racing escribían en el Facebook y había
opiniones encontradas pero veíamos a un buen Racing.
Salir
campeón y estar lejos de tu país, cuando tu equipo lo es todo, es
uno de los momentos más difíciles que me han tocado vivir. Pero
tuve la gran suerte de contactarme con gente que sentía lo mismo
que yo en otras partes de España y nos juntamos a ver el partido
final, y sí, salimos campeones!!!, cantamos, gritamos,
disfrutamos.
Estando
lejos también se puede ser feliz, esta claro que hubiese dado todo
por estar en el Cilindro (así llaman al estadio de Racing Club de
Avellaneda) pero cada cosa pasa por algo y Racing sigue siendo
el gran amor de mi vida, aquel del que me enamore cuando tenía apenas 7 años.
Lo
que hace el fanatismo, lo que hace RACING.