POST. por KM 15-09-2011
Escribe, Fernando Daneri.
http://youtu.be/_iwaGJ5AYYE
Noelia Moncada: Tango que me hiciste bien
Hace poco más de un año supe, ya no recuerdo cómo, que en el Teatro 25 de Mayo del barrio porteño de Villa Urquiza se realizarían una serie de conciertos gratuitos. Me atrajo en principio la posibilidad de conocer el teatro, conocer un nuevo espacio artístico, nuevo para mí, siempre resulta estimulante. También me sedujo, claro, la posibilidad de ver y escuchar gratuitamente algunos artistas que conocía y valoraba y por qué no probar suerte con otros a los que nunca había visto ni escuchado. Dentro de esa pequeña selección de novedades estaba una muchacha que era presentada como parte de la nueva generación de cantoras de tango, seguramente fue eso lo que me decidió, el hecho de que su repertorio fuera tanguero. Esa muchacha era, es, Noelia Moncada.
Era, es, complejo describir la sorpresa y la emoción que provocó en mí la presencia y la voz de esa pequeña mujer que entre luces teatrales transitaba el escenario:
Es la voz que estábamos esperando, Es la voz del tango, la que extrañábamos, Es como escuchar a Ada Falcón en vivo!…
Me aparecieron espontáneamente frases como esas al tiempo que experimentaba una alegría inmensa por tener la suerte de estar viviendo ese momento azaroso aunque hubiera sido necesario una decisión previa para darle pié, era inmensa la alegría, tanto que hasta unas lágrimas aparecieron como esas frases espontáneas, imprevistas.
Noelia Moncada es efectivamente la voz que estábamos esperando, la voz del tango y la alegría persiste en la sorpresa o la certeza de que sea así. Es ella misma quien nos dice, nos recuerda, que existe una voz del tango, una voz que esperábamos sin saberlo, sin ser conscientes de su ausencia hasta el mismo momento de escucharla y entonces ahí sí, recordamos, reconocemos cuánto nos hacía falta, cómo la necesitábamos. Está en la tradición o es la tradición profunda del canto, quizás de allí surgió la rápida asociación con Ada Falcón, tradición que significa un mismo origen, una misma necesidad, un talento y un ser semejante, tradición que no es imitación sino empatía en el origen más allá del tiempo en que nos toque vivir. Noelia Moncada es el canto, el tango, la música.
Hay artistas, pocos, que nos recuerdan el origen de las cosas, que son el origen. En general nuestras rutinas nos entregan a caminos eternamente transitados, pocas veces tomamos consciencia de que a esos caminos alguien los ha trazado, si nos animamos y reconocemos eso podemos intentar hacer nuestro propio camino o aunque más no sea agregar unos pasitos a lo que ya se ha construido. El pensamiento cotidiano nos lleva a creer que, por ejemplo, existe el canto como abstracción, como si fuera un hecho anterior o independiente a la existencia de lo humano, olvidando que alguien cantó por primera vez, que algo de lo humano y de la naturaleza inventó el canto, se expresó en canto y que alguien puede seguir cantando como si fuera la primera vez. Noelia nos recuerda eso, ella no canta, ella es el canto, el cantar existe por ella, es una consecuencia de su existencia.
Disfruté de ese concierto como pocos en mi vida, ayudado también por la felicidad de encontrar algo nuevo, imprevisto como consecuencia del pequeño riesgo que había tomado al elegir ver a alguien para mí desconocido. A partir de allí comencé a buscar datos sobre su obra, su carrera, encontré que había grabado ya un disco como solista en el año 2008: A tiempo, que también había sido la voz de la orquesta El Arranque, que había participado en espectáculos musicales, giras por el mundo y que era reconocida por numerosos y grandes artistas. Pensé entonces en cómo se me había escapado, suelo buscar, ensayar búsquedas de nuevos artistas pero claro, el horizonte es tan vasto. También pensé en la dificultad y las limitaciones que a veces hay para difundir la obra de una artista como ella, en la poca difusión pero a la vez volví a un viejo o nuevo, según se quiera ver, principio o pregunta: Qué sería una difusión justa o adecuada, cuánto debería abarcar, hasta dónde, todo debiera definirse por cantidades, números (público, pesos, productos).
No, definitivamente, no, lo importante, lo esencial es que Noelia Moncada esté entre nosotros, que exista y, de yapa, tenemos la suerte de que sea argentina.
Hace un par de meses la vi en un espacio nuevo del barrio porteño de La Boca: Ave Tango, presentó allí varios temas de su próximo disco que posiblemente se publique con el nombre de Marioneta, uno de los tangos que incluye. Cantó también valsecitos, algunos temas de raíz folclórica y más. Cuando finalizó el concierto me fui con la misma alegría y emoción de la primera vez. Mientras caminaba pausadamente hacia la salida observé, sentí, que al resto del público le sucedía algo semejante, todos caminábamos hacia la salida con esa alegría cansina, emotiva, que provoca el haber transitado un momento esencialmente humano, vivo.
De a poco, al salir de mi abstracción embelesada, empecé a escuchar los rumores, las voces y comentarios de la gente. Un hombre mayor hablaba con otro más joven mientras caminaban, podrían ser padre e hijo o dos generaciones de admiradores del arte, el canto, el tango. El hombre informa al muchacho acerca de sus conocimientos sobre Noelia Moncada, desarrolla su discurso atendiendo a la reacción del joven con el convencimiento de que también ha sido atrapado por el ángel de la artista, es muy probable que el muchacho haya asistido al concierto por invitación de ese hombre mayor. Estando ya sobre la vereda, para darle un cierre a su relato, el hombre comenta que la viene siguiendo desde hace rato y concluye afirmando con implacable certeza:
Cada vez canta mejor.
Tradición gardeliana, falconiana y por qué no a futuro moncadiana. Cada día podemos cantar, vivir, soñar, estar, mejor.